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Cuando a la gata le llega el momento del parto es capaz de hacerlo sola, sin ayuda de nadie puede traer gatitos al mundo gracias a su instinto natural, pero si tienes a una gata embarazada es recomendable acudir a tu veterinario de confianza, de esta manera podría asistirla si lo necesitara, para asegurarse de que se encuentra sana y que produce leche para alimentar a sus peques.
Cuando la gata embarazada finalmente da a luz, los gatos nacen envueltos en una placenta, ella procede a sacar cada gatito de la bolsa para lamerlos y limpiarlos, de esta forma estimula la respiración de los recién nacidos. En alguno casos, si un gato recién nacido es tocado por personas extrañas sin ningún tipo de cuidado o con perfumes en sus manos, ciertas hembras podrían rechazar a los gatitos por el olor que dejan en él, hasta el punto de no reconocerlo, por eso es importante lavarse las manos antes y después de tocar un gatito y tocarlos lo menos posible. También existen gatas que no dejan que las personas extrañas se acerquen durante los primeros días, cuidando su territorio y a sus gatitos.
Algunas gatas primerizas no son capaces de romper con sus dientes el cordón umbilical, es este caso debe intervenir el veterinario de tu confianza ayudando a cortarlo con una tijera esterilizada. Las gatas después del trabajo de parto suelen comerse la placenta y los cordones umbilicales para dejar todo limpio, se asocia al instinto natural de aseo que tienen los gatos y querer desaparecer olores.
La gata puede llegar a parir en 1 año a 15 gatitos, si no la esterilizamos en poco tiempo nos podemos encontrar nuevamente a la gata embarazada y esto genera superpoblación de gatos y el abandono animal. Lo más recomendable y responsable es que después del primer parto esterilices a tu gata.
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